Preludio al apocalipsis

jueves, 30 de diciembre de 2010


Según el calendario maya, el mundo llegará a su término en el año 2012... por enésima vez. Al parecer, este almanaque ancestral llega únicamente hasta ese año, lo cual es interpretado por fuentes muy fiables y fidedignas como el advenimiento del fin de los días.

Nunca le he dado demasiado crédito a este tipo de predicciones agoreras, aunque, no obstante, y observando cómo está yendo nuestra sociedad de un tiempo a esta parte, casi le tengo más fe al pueblo maya que a todo un ejército de analistas financieros equipados hasta los dientes con la más moderna tecnología.

Por otra parte, pensándolo bien, la llegada del apocalipsis no me parece tan mala, porque, para los que nos habremos de enfrentar al mercado durante 2011, vendedores y empresarios, que nos quede un único año de soportar la 'crisis económica' se me antoja más bien una bendición.

Una cadena de acontecimientos simple


Ciertos sectores, motor de nuestra economía, llegaron a límites insostenibles para los salarios que percibe el consumidor y entraron en receso (construcción, automoción, bienes de equipo). Empresas vinculadas a esos sectores estratégicos comienzan a contagiarse, y no venden, o al menos no venden a un ritmo adecuado. Esto les obliga a maximizar el beneficio, ahorrando costes, siendo el capítulo de personal uno de los más afectados, con lo que miles de personas acaban en el paro. O eso, o echan el cierre.

Al haber más paro, se desencadenan, de golpe, varios efectos: disminución del consumo, necesidad de mayor desembolso de prestaciones de desempleo por parte del Estado y decrecimiento en la recaudación impositiva. Para poder mantener nuestras estructuras de cohesión y nuestro tejido administrativo, los impuestos han de subir, tanto los directos (IRPF) como los indirectos (combustibles, consumo de energía, tabaco, tasas, etc.). Como pagamos más de todo, los que tienen la suerte de tener un empleo disponen de menor liquidez para el consumo y se tornan más prudentes. Y, consecuentemente, esto cierra y retroalimenta el ciclo, provocando nuevos decrementos en las ventas.

Suma y sigue...


Si a la situación anterior le añadimos la influencia internacional, la especulación bursátil, la negativa de los bancos a facilitar medios de financiación a las empresas y la ausencia de políticas de fomento de empleo, no nos deberían extrañar los constantes palos de ciego que están dando nuestros gobernantes. El sistema se resquebraja.

Sucumbimos a una reforma laboral que incide, únicamente, en facilitar el despido, sin ayudar ni a empresarios ni a trabajadores a ser más competitivos. Así que la única forma de maquillar las cifras es rezarle a San Turismo para que nos ayude en verano, o generar más empleo público, agravando más, si cabe, el problema.

La edad de jubilación ha de incrementarse, pero no únicamente porque la pirámide de población envejezca, sino porque, al no haber recaudación de impuestos, el pago de las pensiones se vuelve insostenible. Pensemos que en Francia o en Holanda se jubilan a los sesenta años. Pero claro, en esos países la tasa de desempleo es inferior al diez por ciento.

Por último, los salarios deben bajar, para adecuarlos a la realidad, o al menos a la realidad que algunos imaginan. A los funcionarios ya les impusieron el Real Decreto 08/2010, pero no son los únicos afectados. El número de expedientes de regulación de empleo está disparado, y lo siguiente será una 'moderación' generalizada de salarios. Eso sí, moderación del salario de usted, amigo lector, quedando excluidos los políticos, los altos dirigentes de banca y toda su cohorte de ángeles y arcángeles.

Vacunados contra el optimismo


Volviendo la vista atrás, y releyendo estas líneas, en las que reconozco que, en algunos casos he simplificado el análisis, y en otros he sido hasta condescendiente, olvidándome deliberadamente asuntos en el tintero, me es muy difícil entender ciertas sonrisas bobaliconas e interpretaciones optimistas.

Nos espera un 2011 duro, muy duro, el más duro de lo que llevamos de este 'cambio de ciclo' que estamos viviendo, en el que mi primera y principal recomendación es caminar hacia delante, trabajando con constancia y determinación. Comercialmente, que es lo que nos ocupa, no hay más secreto.

Pero, para aquellos que hayan perdido la fe, y se inclinen más por el vaticinio de los mayas, les recomiendo que por estas fechas de 2011 vayan buscando un cura o confesor de aquel credo que profesen. Así, por lo menos, entrarán en el Cielo o en el Nirvana con pie derecho.

apocalipsis

1. m. Último libro canónico del Nuevo Testamento. Contiene las revelaciones escritas por el apóstol San Juan, referentes en su mayor parte al fin del mundo.

© Real Academia Española

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