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Bienvenido. Quiero darte la bienvenida a mi blog en el que comparto mi experiencia en Marketing y Gestión de Ventas, profundizando en los recientes avances en Social Selling. Agradeceré comentarios, puntos de vista y cualquier otro feedback que me ayude a mejorar, y hacer de este sitio un lugar de encuentro y referencia.

Empresas tóxicas: cuando el problema no es el empleado, sino el entorno

martes, 25 de marzo de 2025


En el mundo laboral, el concepto de "empleado tóxico" es utilizado con frecuencia para describir a aquellos trabajadores que generan conflictos, propagan negatividad o afectan el rendimiento del equipo. Sin embargo, esta etiqueta rara vez se analiza desde una perspectiva más amplia: ¿son los empleados inherentemente problemáticos o es el entorno de trabajo el que los transforma en individuos conflictivos?

La toxicidad empresarial: un caldo de cultivo

Las empresas tienen un papel fundamental en la creación de ambientes laborales saludables o nocivos. Cuando una organización promueve una cultura de trabajo poco equitativa, con una comunicación deficiente, falta de reconocimiento y una gestión basada en el miedo, es inevitable que sus empleados terminen desarrollando comportamientos negativos.

Esta dinámica no solo afecta el bienestar de los trabajadores, sino que también impacta directamente en la productividad y la eficiencia de la empresa. Un ambiente donde reina la incertidumbre y la desmotivación genera empleados menos comprometidos, lo que se traduce en menor rendimiento, mayor rotación de personal y, en última instancia, pérdida de competitividad para la organización.

Algunas prácticas que pueden convertir a empleados comprometidos en "tóxicos" incluyen:

  • Falta de liderazgo claro y empático: Un liderazgo autoritario, ausente, manipulador o azaroso genera desconfianza y desmotivación.
  • Exceso de carga laboral: Cuando las expectativas son inalcanzables, o responden a criterios alejados de la realidad, los empleados pueden desarrollar frustración y resentimiento.
  • Ausencia de reconocimiento: La falta de valoración del esfuerzo mina la moral del equipo, máxime en entornos donde se pierde el balance entre exigencia y resultado.
  • Cultura del miedo: Empresas que castigan los errores en lugar de verlos como oportunidades de mejora, o utilizan el aislamiento y la amenaza velada para imponer criterios, fomentan ambientes de tensión y desconfianza.
  • Inexistencia de desarrollo profesional: Cuando los empleados no ven posibilidades reales de crecimiento, o su creatividad o aportación no es fomentada, la desmotivación se apodera de ellos.
  • Toma de decisiones incoherente: Empresas que cambian constantemente de rumbo sin una estrategia clara generan inseguridad y desgaste en los equipos.
  • Falta de una cultura del mérito: Cuando el esfuerzo y la competencia real no se valoran, y en su lugar priman las relaciones personales o los favoritismos, los empleados pierden la motivación para mejorar.
  • Desequilibrio en la escucha: Dar más voz a los aduladores, en lugar de a quienes realmente aportan y reman en la dirección correcta, perjudica el crecimiento de la organización y desanima a los trabajadores comprometidos.

Según un informe destacado por el Actineo Quality of Life at Work Observatory, el 48% de los empleados cree que el clima en el lugar de trabajo juega un papel clave en su bienestar laboral, su proactividad y su motivación, y el 50% considera que el ambiente laboral impacta significativamente en su salud, tanto física como mental. Además, un estudio publicado en Scielo encontró que el clima organizacional influye directamente en el desempeño laboral, lo que confirma que un entorno negativo genera consecuencias tangibles en la productividad de las empresas.



La gran mentira de la cultura empresarial

Muchas compañías proclaman y difunden con orgullo sus valores corporativos y su cultura empresarial convirtiéndolos, aparentemente, en su mayor activo. Sin embargo, en demasiadas ocasiones, estas afirmaciones no pasan de ser un mero escaparate de mercadotecnia. En la práctica, la misión, visión y valore de muchas de ellas queda más bien para la foto del recorte de prensa, rasgándose tras la fachada en cuanto desaparecen los flashes.

Un estudio de MIT Sloan Management Review identificó cinco elementos que tienen el mayor impacto negativo en la forma en que los empleados califican su cultura corporativa y que han contribuido significativamente al desgaste laboral. Además, informes como Health Trends 2024 y People Risk 2024 revelan que, aunque el 66% de las empresas en Europa aseguran tener programas de bienestar emocional, solo el 52% realmente ofrece formación adecuada en estas áreas, evidenciando una desconexión entre lo que las empresas dicen y lo que realmente hacen.

Las empresas que promueven una imagen externa impecable mientras internamente descuidan a sus empleados generan un ambiente de frustración y cinismo. Los trabajadores se dan cuenta rápidamente de la contradicción entre lo que la empresa dice y lo que realmente hace. Esta hipocresía corporativa puede ser incluso más dañina que la falta de valores declarados, ya que erosiona la confianza y fomenta la desmotivación.

Cuando la cultura empresarial es solo una estrategia de marketing y no una realidad tangible, se crea un entorno en el que el empleado solo es valioso en la medida en que no cuestione, no exija y no señale las incoherencias. Y cuando lo hace, es etiquetado como "tóxico".

La responsabilidad de las empresas

Si una empresa detecta que tiene un porcentaje considerable de empleados "tóxicos", debería preguntarse si el problema radica en las personas o en la estructura. Algunas estrategias para mitigar la toxicidad en el entorno laboral incluyen:

  • Fomentar una cultura de respeto y transparencia.
  • Capacitar a los líderes para que gestionen con empatía y claridad.
  • Establecer expectativas realistas y promover un equilibrio entre vida laboral y personal.
  • Reconocer el esfuerzo y los logros de los empleados de manera consistente.
  • Crear canales de comunicación efectivos donde los trabajadores puedan expresar sus preocupaciones sin temor a represalias.
  • Asegurar que las decisiones empresariales sean coherentes y alineadas con un plan estratégico claro.
  • Establecer criterios objetivos para la promoción y el reconocimiento, evitando que los oportunistas desplacen a los verdaderos talentos.

Conclusión

En la mayoría de los casos, la toxicidad en el lugar de trabajo no es un problema individual, sino sistémico. Se puede señalar a los empleados por sus actitudes y comportamientos, pero si el entorno fomenta la insatisfacción, la injusticia y el desgaste emocional, la responsabilidad recae sobre la organización.

Cuando una empresa no gestiona correctamente su cultura organizacional, la productividad cae, la motivación se diluye y, como consecuencia, aflora la toxicidad. No es una cuestión de encontrar empleados "tóxicos", ni de señalarlos culpables, acentuando aún más el problema, sino de hacer un ejercicio de introspección y evitar que el entorno los convierta en tales.

En lugar de buscar empleados "perfectos", las empresas deberían centrarse en construir entornos donde las personas puedan desarrollarse sin que la toxicidad se convierta en un mecanismo de supervivencia.

¿Has experimentado algún entorno laboral que haya convertido a empleados ejemplares en "tóxicos"? Comparte tu experiencia en los comentarios. 👇

A pleno rendimiento. La Técnica Pomodoro revisada.

lunes, 24 de marzo de 2025


En un mundo donde la distracción es moneda corriente y la concentración parece un recurso escaso, es imprescindible recurrir a métodos probados para optimizar nuestro tiempo. Entre las muchas estrategias de gestión del tiempo, una de las más conocidas es la Técnica Pomodoro, creada por Francesco Cirillo en la década de 1980. Su principio es simple: trabajar en intervalos de 25 minutos seguidos de breves pausas. Sin embargo, con los cambios en la dinámica laboral y las exigencias actuales, cabe preguntarse si este enfoque sigue siendo el más eficaz.


Origen y filosofía

La Técnica Pomodoro original parte de la premisa de que la atención sostenida se diluye rápidamente y que es preferible fraccionar el trabajo en ciclos cortos. Sin embargo, investigaciones recientes sobre concentración y productividad sugieren que los 25 minutos pueden ser insuficientes para tareas que requieren profundidad. Es por ello que surge la idea de una revisión de esta técnica, ampliando los intervalos de trabajo a 50 minutos, seguidos de 10 minutos de descanso. Tras cuatro ciclos, se recomienda una pausa más prolongada de entre 20 y 30 minutos.

Este ajuste busca aprovechar los ciclos de concentración naturales del cerebro y evitar las constantes interrupciones que pueden dificultar la inmersión en tareas complejas.


¿Por qué 50 minutos?

Mientras que la Técnica Pomodoro tradicional considera que la concentración sostenida más allá de 25 minutos es difícil de mantener, numerosos estudios sobre ciclos ultradianos y experiencias de profesionales sugieren lo contrario. Los bloques de 45-50 minutos permiten alcanzar un estado de máxima concentración antes de que la fatiga mental se haga presente, facilitando un trabajo más profundo y eficiente.


Beneficios de la Técnica Pomodoro revisada

  1. Mayor profundidad en el trabajo: Al evitar interrupciones constantes, el cerebro tiene más tiempo para sumergirse en tareas complejas.
  2. Menos fragmentación mental: Las pausas demasiado frecuentes pueden dificultar la continuidad del pensamiento en trabajos analíticos o creativos.
  3. Ritmo natural: Se adapta mejor a los ciclos de atención humanos, aprovechando los momentos de máxima concentración antes de la fatiga.
  4. Disciplina y estructura: Mantiene los principios de la Técnica Pomodoro original, pero adaptados a las exigencias actuales del trabajo profundo.


Cómo aplicarla correctamente

  1. Elige tu tarea: Define claramente qué vas a hacer en cada bloque de 50 minutos.
  2. Asegura un entorno sin distracciones: Silencia notificaciones, cierra pestañas innecesarias y evita interrupciones.
  3. Usa un reloj físico o una alarma discreta: Evita las aplicaciones digitales si es posible, para no depender de pantallas adicionales.
  4. Descansa 10 minutos: Levántate, estira las piernas, pero no te sumerjas en redes sociales o correos electrónicos.
  5. Repite el ciclo cuatro veces y, tras ello, toma un descanso más largo de 20-30 minutos.


Conclusión

La Técnica Pomodoro es un método eficaz, pero no inmutable. La realidad del trabajo moderno y los estudios sobre concentración sugieren que una adaptación hacia intervalos más largos puede mejorar significativamente la productividad. Si sientes que los bloques de 25 minutos fragmentan demasiado tu tiempo o te impiden entrar en estados de máxima concentración, quizás sea el momento de probar esta revisión.

¿Has probado esta técnica revisada? ¿Qué métodos de productividad te funcionan mejor? Comparte tu experiencia en los comentarios.

Un nuevo comienzo...

viernes, 21 de marzo de 2025

Una pequeña introducción a esta singular andadura que llevamos mucho tiempo queriendo relanzar, con la gran novedad de poder contar con novedosas herramientas que, a buen seguro, añadirán un punto extra de interés e interactividad.

Arrancamos este nuevo proyecto con gran ilusión, en el que tenemos la intención de combinar diversas áreas y conocimientos, que irán desde las técnicas de Marketing y Venta, para los que ya me conocíais de otras participaciones anteriores en blogs, divulgación formativa y redes sociales, pasando por conceptos de la siempre interesante e inacabable disciplina de la psicología aplicada, y añadiendo nuevos campos de desarrollo que están teniendo una revolucionaria evolución durante los últimos años.

Me gustaría recuperar, y actualizar, si cabe, el conocimiento que fuimos capaces de sintetizar en torno a la gestión de relaciones en el ámbito profesional, teniendo siempre la visión puesta en la colaboración y la importancia de otorgar un papel relevante a todos los miembros de la cadena de trabajo, ya sean clientes, colaboradores, proveedores, etc.

Las técnicas que conocíamos de motivación, de implicación y de empatía han evolucionado significativamente durante los últimos años, y han de adaptarse a la época en que vivimos. Estamos en una sociedad más plural, más correcta, más inclusiva, y, si bien gran parte de lo que sabíamos sigue, afortunadamente, vigente, estos nuevos matices sociales han demostrado ser una poderosa herramienta de enriquecimiento estructural que nos ofrece un sinfín de posibilidades hasta ahora inexploradas.

Adicionalmente, y esto sí que supondrá una novedad para todos, incluso para mí, me gustaría trabajar en el desarrollo práctico de, al menos, dos o tres teorías de productividad, bien las más extendidas, bien las más fáciles de implementar. La razón es sencilla; mención aparte de razones vinculadas a la madurez, la información que manejábamos hace, diríamos, diez años, se ha multiplicado exponencialmente, y puede resultar, con alguna excepción, difícil de manejar, o al menos de hacerlo hacia direcciones concretas.

Consecuentemente, nuestro trabajo puede ser, a día de hoy, más organizado si dedicamos un tiempo, breve, a realizar una preparación previa que, con total seguridad, acelerará nuestro rendimiento posterior. Y, en esta misma tesitura, es probable que analicemos algunas herramientas, también las más extendidas, o las más fáciles de implementar, que nos permitan mejorar nuestro dominio de los procesos de principio a fin.

Como veréis, este relanzamiento abandona las plataformas que estaba usando hasta la fecha, que siguen, por supuesto, siendo fantásticas para las funciones que proveían, y se adentra en sistemas de apoyo donde la flexibilidad, la adaptación, la personalización y la inteligencia artificial nos serán de gran ayuda.

Muchísimas gracias a todos por acompañarme de nuevo; os agradezco, como siempre, vuestras aportaciones y comentarios, y estoy a vuestra disposición para cualquier consulta o sugerencia que deseéis realizar o compartir conmigo.

¡Hasta el próximo artículo!

Nota. También podéis seguir estos artículos desde mi plataforma Notion.so - https://bit.ly/3DSQ1JR 

 
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